martes, 26 de diciembre de 2006

Nuevas y fascinantes aventuras de Borja, rebelde quinceañero

Dejamos a Borja con la efímera sensación del amor correspondido, de la necesidad saciada, de la felicidad. Pero esas sensaciones tan placenteras le duraron lo que vienen a ser 2 horas, lo que tardó la muchacha en contar a todas sus amigas las hazañas seductoras de nuestro amigo. La chica fue contando por ahí que Borja olía mal y que apenas hablaba. Lo cual, habitualmente, era cierto, pero en esta ocasión no era más que la malicia habitual de las mujeres, ya que para la cita nuestro valiente jebi se duchó, comprendiendo con un conocimiento pericial y empírico que para él el tópico “sé tú mismo” no funcionaba, es más, era contraproducente. Aunque bien es cierto que Borja una vez tuvo una amiga, a la cual conoció en una sala de irc charlando sobre la separación de Ska- p. Borja en un principio pensaba que era un tío, por lo que, gracias sobre todo a la distancia y frialdad que conlleva hablar desde un ordenador, estuvo en su salsa charlando sobre lo mucho que iba a echar de menos nuevos temas de Pulpul y compañía. Y es que más comprometidos con la anarquía que los Ska- p no vas a encontrar en todo el mundo musical, por supuesto. Al menos entre los grupos que editan multinacionales. Al principio, al recibir la primera foto de la chica (Eddie, se hacía llamar) Borja dudó sobre la sexualidad de la persona con la que estaba charlando. Su sobrepeso y dos bultos similares a pechos caídos junto al pelo largo le hicieron pensar que era una chica, o al menos una parodia de lo que es una mujer real. Pero también dilucidó que muchos de sus amigos y compañeros de imaginarias orgías y luchas medievales tenían el pelo largo, eran gordos y parecían tener tetas. Él mismo era un obeso mórbido por culpa de la cerveza y las tardes enteras supeditadas a las partidas de rol. Y sí, a qué engañarlos, tenía tetas. Así que bien podía ser un chico como una chica. Tras interminables cavilaciones y subterfugios, se lanzó a preguntarle a Eddie cuál era su género. Ésta no se extrañó, ni se sintió ofendida como Borja temía. Con toda probabilidad, no sería ni la primera ni la última vez que se lo preguntarían. Al averiguar Borja que era una tía se puso algo nervioso. Más bien muy nervioso. Empezó a decir sinsentidos y a escribir “jeje” cada dos palabras, lo cual, aparte de molesto, resultaba desconcertante para Eddie, que no sabía de qué coño se reía en ningún momento. La amistad se rompió definitivamente unos meses después, cuando Eddie afirmó que Envidia Kotxina era una soberana mierda. Borja se sintió herido en su orgullo y estuvo llorando varios minutos. La dejó sin admisión. Y es que Borja no soportaba que se metieran con sus grupos favoritos, más de una amistad le ha costado ese tema, aunque bien es cierto que ninguna más allá de los sinuosos océanos de la red.

Todos esos recuerdos de la amistad perdida le vinieron a la cabeza mientras su compañero “Vakete” le llamaba por teléfono para decirle que la chica con la que había quedado se estaba, literalmente, descojonando de él. “Vakete” le dijo que no se preocupara, que eran todas unas zorras, pero Borja estaba verdaderamente hundido, para él esa tarde había sido muy especial, estaba tan enamorado que hasta las canciones de Coti le parecían bonitas. Le explicó así por encima a su compañero todo lo que sentía en esos instantes. Bueno, en realidad ése “así por encima” se convirtió en hora y media de darle la murga a su pobre amigo, al cual le importaba una mierda el estado neurótico- depresivo de Borja. Estaba convencido de que si ella se reía de él era porque era una facha de mierda y una pija superficial. Se consoló pensando en eso, negándose a pensar que es que era verdaderamente desagradable para toda mujer que mantuviera una higiene corriente y no vistiera de negro cada día. Durante esa tarde Borja pensó aproximadamente 150 veces en suicidarse, con lo cual amenazó a la muchacha en 149 sms de los 150 que le envió. El último es que se le coló, era un borrador de una canción de Iron Maiden que tenía apuntada en el móvil. Pero todo tiene su lado positivo, la pena y la desdicha del desamor arraigó todavía más la vena artística de Borja, que mientras escuchaba a los Boikot se le iban ocurriendo versos cargados de odio contra la sociedad, en general, y su amor perdido en particular. Uno de los muchos intentos de poema que escribió durante ese trágico día versaba así:

“Me cago en tu puta sociedad
no eres más que una pija tonta
me quiero morir por tu maldad
tus movidas me comen la polla”

Todo un maestro de la lírica, Borja, sin duda alguna el más inteligente y culto de todos sus compañeros de Diversificación.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jder q grande es borja