martes, 16 de enero de 2007

Homenaje onanista: El caballo camina pa´alante

Todavía, en muchas noches bochornosas de verano, recuerdo su hipnótica y pegadiza tonadilla: “oeoeoeoeoeoeoeoeeeee”, cómo olvidar aquella ingeniosa, alegre y despreocupada canción? Eran unos tiempos en los que las canciones estaban libres todavía de la egolatría pretenciosa que ha infectado el cancionero mundial actual, eran tiempos en los que las canciones populares no nombraban ni una sola vez conceptos que pretenden ser “transformadores” (qué coño quieren transformar con una puta canción!?”). Parece mentira, pero las canciones que no contenían palabras como “legalización”, “marihuana” o “Estado” han existido. Por supuesto, esos tiempos también tenían su faz oscura y nociva, el ejemplo más ilustrativo era la estética femenina, reducida a pantalones subidos hasta los sobacos y hombreras que engendraban una más que dudosa atracción sexual. Y es que es un proceso análogo: Buenas canciones, mujeres pudorosas; canciones malas, putas a mansalva. En realidad, es lo que hace que el jebi y demás variantes tengan un determinado encanto en vírgenes quinceañeros. Benditos Ramones.


Y sin embargo, pese a la carencia de todo tipo de presuntuosidad y crítica social, “El caballo camina pa´alante” tiene un contenido inmanente a su propia naturaleza millones de veces más revolucionario que cualquier ágrafo de hoy que pilla una guitarra y se pone a berrear su condición de excluido y marginado, culpando a la sociedad de todos los males habidos y por haber. Y yo lo digo en serio, que me presenten de una vez a esa tal sociedad, porque debe de ser una hija de puta del carajo, o dicho en términos de un cani cualquiera; “una xungaca paternera”. Porque donde otras canciones se llenan la boca de pomposas y grandilocuentes abstracciones, “El caballo camina pa´alante” les replica con toda la fuerza del método revolucionario: la dialéctica. Sí, amigos onanistas, parece ser que el autor de aquella obra maestra de la armonía y el ritmo era un erudito conocedor de Hegel, incluso se rumorea que se inspiró a la hora de escribir la letra de su obra magna leyendo párrafos de “La Ciencia de la Lógica”. Es un dato indemostrable hasta el momento, pero al que no debemos restar veracidad, puesto que los informativos de Antena 3 aún no se han hecho eco de la noticia. Buena señal, sin duda alguna.


Analicemos ahora un poco más a fondo la riqueza filosófica de la letra de la canción. Básicamente, dice así: “El caballo camina pa´adelante, el caballo camina pa´atrás” y luego el estribillo que he parafraseado al principio. Muchos alegarán que no es demasiado innovadora ni contiene una frescura especial, que es incluso monótona y repetitiva. Obviamente, ésta no es una canción para gafaspasta, acostumbrados y adocenados al existencialismo- subnormal- qué intelectual soy de Los Planetas o Bjork. Lo cual demuestra que la degeneración de las tribus musicales es un proceso progresivo y que nadie sabe hasta qué punto va a llegar, incluso viejos especimenes en vías de extinción y absorción como los peloceniceros, jebis, punks y demás serían capaces de comprender esta genialidad artística. Los gafaspasta, no. Amén de que los peloceniceros tenían un Mesías, un Líder emblemático y carismático, el inolvidable y jamás suficientemente valorado Ximo Bayo. Así que la pregunta es inevitable: se podrá llegar más bajo, musical e intelectualmente, que los gafaspasta en un futuro? Es difícil de dilucidar, pero que no os extrañe, siempre hay un espacio para un poco más de degradación humana.

Sin embargo, ningún gafaspasta del mundo podrá negar el contenido revolucionario de este tema musical. Cuando uno analiza, no la más vulgar apariencia, sino la esencia más interna que oculta el tema, comprende sin demasiadas dificultades que “El caballo camina pa´alante” es el reflejo, la expresión musical de la negación de la negación hegeliana. En un principio nuestro adorable caballo camina pa´alante, despreocupado, sin más motivación que el propio acto de caminar, feliz, ingenuo e inocente todavía. Esa es la tesis. Pero de tanto caminar se da cuenta de que su envite inicial y prematuro puede ser pernicioso para su salud, sobre todo teniendo en cuenta que caminando hacia delante por cojones alguna pared te tienes que encontrar. Total, que nuestro caballo, temeroso y una pizca cobarde, tiene que retroceder, caminar “pa´atrás”. Ahí nos encontramos con la antítesis. Pero de tanto caminar hacia atrás, no se da cuenta de que hay un precipicio y se mete una hostia de tres pares de cojones, mientras grita iracundo “oeoeoeoeoeoeoeeeeee”. Ya no camina ni “pa´adelante” ni “pa´atrás”. Eso es la síntesis. En realidad, un vivo y exacto reflejo de la vida sentimental de cualquier hombre. Conoces a una chica y al principio todo va hacia delante, sin problemas ni contratiempos. Pero no mucho más tarde tu novia ya empieza con que “necesito espacio”, “me agobias” y demás mentiras tan manidas y tópicas. Empiezas a ir para atrás. Al poco te la encuentras follándose a medio barrio, sin excluir de su abultada lista a tus amigos, faltaría más. Y es que, como ya bien sabéis amigos onanistas, son todas unas guarras.

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